martes, 26 de agosto de 2008

El modelo topográfico de Freud

Sigmund Freud, creador del psicoanálisis y la psiquiatria moderna , a lo largo de su vida, definió el aparato psíquico de diversas maneras. La primera de ellas fue el modelo topográfico, que lo dividía en consciente, subconsciente e inconsciente. Posteriormente, este modelo fue substituido por el modelo estructural (en una próxima entrada), que se distinguió entre YO, ELLO y SUPERYÓ. Veamos pues estos tres sistemas.

EL CONSCIENTE: El sistema consciente es aquella región psíquica en la que las percepciones que provienen del mundo exterior, del propio cuerpo o de la mente, se hacen conscientes. La consciencia es, en términos generales, un hecho subjetivo que puede comunicarse por el lenguaje y la conducta. Todo lo consciente es aceptado y reconocido como propio por el sujeto en el momento presente, dirige la atención y modula el comportamiento y la energía psíquica.

EL SUBCONSCIENTE: El sistema subconsciente consiste en todos aquellos sucesos, procesos y contenidos mentales que son capaces de alcanzar o llegar a la consciencia si se realiza un esfuerzo para concentrar la atención. Freud aplicó el término subconsciente o preconsciente a los contenidos mentales capaces de hacerse conscientes de forma fácil y bajo condiciones que se produzcan con bastante frecuencia, lo que los diferencia de los conscientes. Una de las funciones del subconsciente es mantener una barrera represiva, que "censura" anhelos y deseos, para evitar el desagrado, retrasar la descarga instintiva y lograr que la energía mental concuerde con las demandas de la realidad exterior y los principios o valores morales y éticos con que cuenta toda persona.

EL INCONSCIENTE: El inconsciente es la suma total de todos los contenidos mentales o procesos que quedan fuera de la consciencia y que son incapaces de llegar a ella a causa de una contrafuerza que es la censura o represión. Estos contenidos mentales inconscientes suelen ser impulsos o deseos que resultan, en cierto modo, inaceptables, amenazadores o repugnantes para el sujeto desde el punto de vista ético o intelectual; pese a la censura, estos contenidos pugnan por hacerse conscientes, siendo permanentemente reprimidos; si llega un momento en que surge el conflicto, se pueden desencadenar síntomas neuróticos. Lo inconsciente nunca puede llegar a hacerse consciente salvo en contadas excepciones: cuando la censura está dominada por la aparición de síntomas psiconeuróticos; cuando se relaja como en los estados de sueño, o cuando se la engaña.